jueves, 23 de agosto de 2007

¿Qué entiende por sensacionalismo?


Situación 1: Un cronista informal visita el escenario de una tragedia natural sin precedentes que dejó varios centenares de muertos en otro país. El personaje muestra un tono amistoso con las víctimas sociales de este drama e, incluso los toca afectuosamente en señal de camaradería y solidaridad. Su rostro se ve realmente compungido cuando ve (y nos muestra) a los cadáveres y le suma a las impactantes imágenes onomatopeyas y plegarias acompañadas por un histrionismo propio de un avezado actor de teatro…
La sorpresa es grande cuando descubrimos que ese apasionado cronista es, en verdad, un actor. Uno que puede haber participado en varias novelas juveniles; público que le debe haber perdido el rastro si tenemos en cuenta que ese muchachito es ahora un periodista serio que aparece en TV sólo en horarios en los que ellos juegan con su computadora, escuchan música o –en los casos/as más metodistas- están durmiendo.
O sino otro, que participó en programas tradicionalistas, de esos que “se meten en tu familia” y que, desde ahí, posee mayor influencia en los hogares que los propios propietarios de los mismos. Por tal motivo, cada cosa seria que haga es creíble, porque no hay nada más noble que “la familia misma”.
Situación 2: Un formal periodista de un canal de cable es el primer testigo de un choque entre automóviles ocurrido una madrugada en el microcentro porteño y muestra –con tono adusto- el cadáver estropeado de un joven motociclista que, hasta ese momento, creía que su vida nunca acabaría. La cámara toma en primerísimo primer plano (aunque no lo crean ese es el nombre técnico de esa toma) el cráneo abierto y desencajado del inoportuno motoquero y acerca su micrófono cuando siente que un hilo de aire salió como último pasajero de la boca del “herido” para preguntarle cosas tales como “¿Se siente bien?”
La nota termina abruptamente con el agente policial –que recién llegó al lugar a pesar de ser él mismo quien avisó a la televisión para que su familia lo vea hacer un operativo “en vivo y en directo”- tomando de un brazo al comunicador para pedirle en tono muy brusco y con la gorra bien firme que se retire del lugar.

Entre ambas situaciones hay una diferencia notable: la producción dueña de las imágenes del primer caso, tiene un poder adquisitivo notable para enviar un actor al extranjero para tratar una noticia tan relevante de ese modo tan sentimental mientras que, es evidente, que la otra producción pone a disposición un móvil para cubrir una noticia muy poco relevante sólo porque sucedió a escasas cuadras del canal.

No obstante, existe algo que asimila a ambas situaciones pero que no es tan fácil de determinar: pueden no haber sucedido, y los videos sólo pretenden movilizar diversas “sensaciones” entre los espectadores. Sin duda, podemos afirmar que, de ser ciertos ambos casos, se trataría de periodismo “sensacionalista” o, más comúnmente llamado, “amarillismo”.

Sin embargo, un detalle podría ayudarnos a dilucidar la legitimidad de los tapes y se resume en una pregunta: ¿Qué producción osaría en contratar a un actor para cubrir un tema tan serio? Seguramente es alguna que no valora la gravedad del acontecimiento y que busca un rédito económico detrás de una tragedia; rédito económico que ya conquistaron con sólo utilizar los paisajes naturales que dejaron los tan terribles hechos y no invertir en una escenografía artificial que reproduzca ese horror y que evitaron pagarle al actor por lo que realmente es y abonándole un magro sueldo de cronista amparado en la eterna postergación de un llamado a paritarias por parte del gremio de prensa.
Sin dudas se trataría de una producción que busca realizar “en crudo” un material que luego de trasmitir en su programa podrá seguir engrosando sus arcas vendiendo los DVD´s y/o exportando los videos para las televisoras extranjeras a cambio de más dinero.
Una producción que, sin ningún lugar a dudas, busca impedir el lógico y natural compromiso político de sus televidentes mostrando una cinta que bien podría ser otra película pochoclera. Una producción que nos dice: “Sigan mirando tele que afuera no pasa nada… es todo mentira.

Disculpen si me exasperé, pero me revienta creerme las cosas que suceden en las películas como la del primer caso… ¿Qué? ¿Qué opinó del choque en el microcentro? Opino que el canal de televisión que mostró ese accidente, es demasiado sensacionalista…

N. del autor: Mi otro yo es un tanto impulsivo: la respuesta era la opuesta y sólo el primer caso es real y fue inspirado en una cobertura ¿periodística? hecha en Perú, cuando el terremoto de 2007 dejó más de 500 muertos y centenares de miles de afectados mientras que la segunda es un hecho inventado pero que puede ocurrir todos los días. Sólo resta que usted ponga los nombres propios (o razones sociales) en cada uno de los casos y que me conteste nuevamente qué entiende por “Sensacionalismo”.